¿Quién eres y dónde reside tu felicidad?

Podríamos afirmar que toda persona busca la felicidad. En cambio, muy pocas se centran en averiguar cuál es la naturaleza de la misma. Y esto resulta fundamental, porque cómo vas a ser feliz si no sabes cuál es la esencia de lo que tanto anhelamos.

La felicidad no está en lo externo

Muchos hemos oído que la felicidad no se encuentra en lo material, aun así seguimos dependiendo de aquello externo que podría cambiarnos la vida. Bien ya sea un nuevo trabajo, una nueva pareja, un viaje, una terapia, un retiro o un proceso de crecimiento personal.

Al parecer depositamos nuestra fe en algo que se encuentra fuera de nosotros para alcanzar el deseado estado de bienestar.

En cambio, la experiencia nos trae la certeza que la descrita creencia alimenta el motor de búsqueda de la persona que cree necesitar encontrar una solución, una respuesta o un camino para alcanzar la felicidad.

Pero rara vez se plantea en qué consiste. Se limita a depositar su esperanza en aquello que ha aprendido a creer.

La felicidad: una condición natural

La felicidad es una condición. Más bien es el estado natural de tu esencia. Algo que te puede resultar difícil de aceptar, pero que si me lo permites, vamos a explorar.

Algunos individuos en determinados momentos de su vida sienten la necesidad de trascender o cambiar su realidad, porque se ha vuelto difícil de sostener. Y entonces se embarcan en una cruzada personal.

Leyendo libros de autoayuda o superación, participando en seminarios o retiros de meditación, mejorando sus hábitos alimenticios, practicando más ejercicio o yoga, y asistiendo, si es imprescindible, a algún tipo de terapia.

En la mayoría de casos, lo descrito produce una mejora, pero no suele conducir a ese estado permanente de felicidad.

La clave está en nuestra esencia interior

Y esto es así, porque el enfoque es erróneo. Nada externo aporta felicidad. Si bien existen estímulos que nos hacen sentir felices, es la circunstancia que nos permite relajarnos y fluir siendo nuestra verdadera esencia.

Mientras que nosotros creemos que somos felices a raíz de las circunstancias. Pero este tipo de pensamientos nos hace ser dependientes de lo externo. Y vivir bajo una creencia errónea.

Porque la felicidad no se encuentra en nada externo. Reside en nuestro interior, porque es nuestra esencia. Y para ello es menester observar nuestra propia naturaleza.

¿Quién soy yo?

De allí surge la pregunta de quién soy yo. Tú sientes tu cuerpo, tus pensamientos aparecen en ti y tú percibes las emociones, mientras que toda tu realidad se crea en ti. Porque nada existe fuera de tu conciencia.

Entonces, ¿quién eres? El conocedor, la conciencia que se olvida de ser al creerse una persona separada de todo aquello que aparece en su entorno.

Nacemos, pero no tenemos conciencia de cuándo. Y de repente nos reconocemos como una persona, con un nombre y a través de un cuerpo que percibimos y sentimos. Y desarrollamos una mente, que no deja de ser una actividad y que nos recuerda casi todo aquello que ha aprendido y que creemos ser.

Nos identificamos con nuestra mente, que es una mera actividad cerebral constituida, y con nuestro cuerpo, que es un vehículo, que hay que cuidar y que nos permite experimentar la vida.

Pero ambos son percibidos en este momento por un yo, la conciencia. Que siendo una mera observadora vive la realidad exclusivamente en este momento y a través del cuerpo mente.

La vida como una experiencia consciente

Un pensamiento viene y se va, lo mismo sucede con una emoción, y las circunstancias en constante cambio se encuentran.

Entonces aquello que los percibe y siente, el yo, es lo que no se altera, porque no tiene cualidades. Porque simplemente es. Y es la calma, el silencio y la quietud que tanto anhelamos y que reconocemos como paz.

Por tanto, fuera de toda sensación y de toda actividad mental, lo que yo soy, la conciencia, soy pleno y completo. Soy la felicidad que mi personaje, mi ego o la persona que he creído ser busca en la misma realidad que percibe, y que no existe fuera de sí misma, la conciencia.

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