Hablamos de esa voz que oyes en tu interior.
Esa que te dice que desconfíes, que no puedes, que no eres suficiente, que no te aceptan, que es injusto, que todo está muy mal o que eres culpable.
La cuestión es saber si esa voz eres realmente tú, porque muchas veces, la gran mayoría, te identificas con ella, y permites que la misma te condicione.
Otra buena pregunta sería conocer su origen. Una probabilidad es que provenga de la mente, de la misma actividad que genera el cerebro. Ese órgano que al parecer, no es más que un impresionante procesador de datos. Unos que provienen de la misma experiencia de la vida o del propio cuerpo.
En base a lo expuesto, la mente y todo el parloteo – o ruido – que genera, no eres tú.
Así que, puedes escucharla, pero no tienes que atenderla. Puedes no identificarte. Y para que esto te resulte más sencillo, deberías reconocerte.
¿Quién eres tú?
Creemos ser ese personaje creado por la mente, con su propia historia. Son afirmaciones que percibes en ti, pero que no dejan de ser pensamientos, que reconoces como conceptos o recuerdos. Siendo tú mismo el que los percibe. Así que, no te pueden identificar. Porque tú eres el mero conocedor. Y lo haces en este momento, no ayer ni mañana.
Por tanto, no te identifiques con todo ese ruido mental que aparece en ti, que te condiciona y limita. Tú eres este momento. Porque este momento sucede en ti. ¿Existe algo fuera de tu conciencia? No.
A lo mejor has intentado modificar esos pensamientos que te asaltan. Y seguramente no has podido. Porque es la mente que se limita a repetir lo percibido y lo almacenado. Y hasta ahora, de manera no consciente, la has fomentado con tu resistencia a seguir los mismos patrones.
“Lo que resistes, persiste, en cambio, lo que aceptas, se transforma”. Y la aceptación pasa por el reconocimiento.
Reconoce y asimila que lo único real es este momento, y que tú eres el que percibe lo que sucede. La vida misma a través de pensamientos, emociones y circunstancias. Y toda pretensión de control, de modificación, de supresión o distracción proviene de la misma actividad mental. Que ya sabemos que no eres tú.
La manera que silenciar poco a poco toda esa actividad mental, que tanto te limita, es a través de la indiferencia.
Tú eres el conocedor de este momento, y como tal, sin la identificación mental, eres la calma que tanto anhelas.