La felicidad perjudica seriamente la salud

Voy a ir directamente al grano. Voy a arrancarte directamente la venda de los ojos.

Tu libertad yace en el reconocimiento de tu verdadera identidad

Todo gira en torno a la asimilación de tu yo. ¿Quién eres? Esa es la principal cuestión que todo el mundo debería atender.

Porque en la identidad yace la principal confusión y la causa de todo sufrimiento personal.

Hasta la fecha has creído ser la persona. Con un nombre y apellidos, con unas características físicas y con una “personalidad”.

Te has identificado con un cuerpo y con una mente.

Una actividad que produce pensamientos que provienen de unas configuraciones cerebrales, y que te han llevado al error fundamental de creer ser esa persona, separada de los demás y de todo tu entorno.

Autoconocimiento: Más allá de la mente y el cuerpo

En cambio, no eres tu actividad mental, no eres ningún pensamiento que percibes, no eres tu cuerpo y no eres tus circunstancias.

Aun así, siempre te has identificado con todo ello. Y así te ha ido.

Has dependido de ellos, de sus propias limitaciones. Y te has reconocido a través de toda creencia implantada en tu cerebro.

Y lo peor de todo, es que vives bajo la batuta de creer ser un ser limitado.

Tu propia mente te estará diciendo que lo que lees no es posible, que es una tontería más inventada para llamar la atención.

Pues que sepas, que tienes la vida que te mereces.

Evidentemente las circunstancias son las que son. Pero en gran medida dependen de ti, o han sido creadas por ti, por tu inconsciencia.

Porque, o bien vives desde tu mente limitada, o bien trasciendes. Y esto significa reconocer quién eres, dejando a un lado quién no eres.

Trascender a través del autoconocimiento

Experiméntalo, permanece un momento en silencio.

No atiendas a ningún pensamiento ni a ninguna emoción. Simplemente observa en tranquilidad.

Verás y sentirás que tú eres la conciencia, el conocedor de lo único que es real: este momento.

Con la práctica, apreciarás que la vida sucede en este instante, y la percibes y sientes tú, conciencia, que experimenta a través de un cuerpo, el vehículo, y una actividad mental, el mecanismo.

La conciencia es tu verdadera esencia

Tú eres conciencia pura.

Esto es todo, pero mientras sigas identificándote con la persona que crees ser, vivirás limitado bajo las propias creencias de una mente amoldada a unas experiencias y a unos aprendizajes adquiridos.

Y esto te llevará al sufrimiento, porque siempre te sentirás insuficiente, buscando aquello que te aporte paz. Y que confundes con la felicidad.

La trampa de la felicidad

La felicidad es una trampa de la mente finita que cree necesitar, porque se percibe carente.
En cambio, cuando te reconoces en tu verdadero ser, en la conciencia, que siendo calma y quietud, ya eres completo.

Y asumes que el vehículo, la persona, el cuerpo mente, es tu experiencia limitada a este momento, en forma de espacio, tiempo y materia. Siendo tu eterno.

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